A lo largo de sus vidas, las mujeres reciben infinidad de mandatos de género y se convierten en el blanco perfecto de estereotipos y prejuicios.
Según ellos, y sin ningún respaldo científico, a las mujeres mayores se las presupone menos inteligentes, incapaces de tomar decisiones propias, se las excluye del espacio público y se infravaloran sus aprendizajes vitales en mayor medida que en hombres mayores.